domingo, 24 de febrero de 2013

MARCA DEL ESTE (sesión II)

Tenían un día y medio de trayecto hasta la torre de vigilancia. Así pues, con las primeras luces de la mañana, el grupo inició la marcha hacia el oeste, siguiendo el Camino de la Mantícora.

Previamente, habían decidido desviarse del rumbo establecido para dar una ojeado al bosque (en la parte norte de las Quebradas del Este), donde decían que se encontraba aquel Oso Lechuza que provocaba molestias a uno de los aserraderos de Robleda.
Les venía de paso y con ello ganarían unas buenas monedas para sus sacas , a parte de buena experiencia para con las criaturas de aquella zona.

Al internarse en el bosque todo parecía normal, pero la espesura de su vegetación, los obligó a dejar sus monturas y continuar el camino a pie.
No pasaron unos minutos que notaron que el ambiente del bosque comenzaba a ser algo más tenso. Puede que fuera por el inquietante silencio...por no ver ningún tipo de rastro animal por la zona...o por el grito desgarrador de algún animal que parecía lanzar su último aliento de vida.
El grupo reaccionó con rapidez: todos subieron a los árboles, menos Grant que fue incapaz de encaramarse a aquellas alturas con su robusto cuerpo y Akela. La paladín, decidió penetrar un poco más en la espesura e intentar descubrir el origen de aquellos gritos de dolor.
Y pocos metros le faltaron para descubrir al Oso Lechuza que remataba a su pobre pieza de caza: un ciervo.


Pero esta vez, la mala suerte estaba presente en el lugar. Akela se disponía a volver hasta el grupo para informar de lo descubierto, pero sus movimientos provocaron el ruido suficiente como para alertar a la criatura salvaje. El Oso Lechuza comenzaba una nueva cacería, esta vez la presa era Akela.

La mujer consiguió llegar a la arboleda donde se encontraban sus compañeros y se inició un combate donde las flechas desde las copas de los árboles de Ginebra, Pestus y Doga, los ataques cuerpo a cuerpo de Grant y Akela, iban mermando la salud de la enorme y peligrosa criatura.
Pero no por ello, el Oso Lechuza se quedaba indiferente: sus zarpazos también eran efectivos y conseguían rasgar parte de la armadura y de la carne de los aventureros.
En uno de estos zarpazos, la bestia rasgó la abdominal de la paladín, provocando una enorme herida que dejó a Akela inerte y al borde mismo de la muerte (*).
Fue aquel un momento de miedo, y valor al mismo tiempo, por parte del resto del grupo. Uno de los miembros había caído en combate y parecía no respirar. De ellos dependía si el oscuro abrazo de la muerte se llevaba a Akela para siempre.
Una serie de ataques bien dirigidos y efectivos, dieron muerte al Oso Lechuza y a su molestia existencia en aquellos bosques d ellas Quebradas.

Era momento de analizar el estado de la paladín del grupo...y no eran muy buenas noticias, que digamos.
Tras una serie de curas, Akela parecía recobrar el conocimiento, pero con una serie de secuelas que la marcarían de por vida: una enorme cicatriz en el estómago y un miedo atroz a criaturas como el Oso Lechuza.
Tras unas horas de descanso nocturno, el grupo volvía a su cometido principal: descubrir lo sucedido en la torre de vigilancia.
Llegaron a media tarde del día siguiente y pudieron observar, en lo alto de una loma, la pequeña fortaleza de la guardia de Robleda.

Estuvieron unas horas observando si existía movimiento en la zona y todo parecía tranquilo. Akela pudo recuperarse algo más de la pesadilla del día anterior...pero pronto volvió a estar en alerta: un par de kobolds aparecían en los alrededores de la torre. Puede que fueran ellos los que habían acabado con el destacamento afianzado en la torre.

Tras meditar como acercarse a la estructura sin ser detectados, decidieron internarse sigilosamente por uno de los laterales.
Al llegar a sus duras paredes, descubrieron una pequeña patrulla de 4 kobolds que se encargaban de la primera línea de vigilancia de la fortaleza. No fue difícil acabar con ellos y, sin dilación, entraron en la torre para descubrir lo sucedido.
Los restos de combate eran presentes en cada una de las estancias de la estructura militar: cadáveres, sangre, destrozos...
Incluso tuvieron que combatir nuevamente contra tres nuevas criaturas kobold y a una más que parecía una especie de hechicero kobold. Combate rápido y eficiente...estos aventureros aprendían rápido!

Un vistazo a las estancias les ayudó a descubrir un arcón con ciertas cosas de valor y un bidón de agua turbia. Inteligentemente, vaciaron el bidón para descubrir una daga decorada con un engarce de un escorpión.
Doga, por su parte, había investigado de forma efectiva una de las puertas de la estructura, para descubrir que disponía de una trampa de dardo. En su interior, la sala parecía ser el despacho de personal de rango del destacamento de soldados.
Buscando por aquí y por allá, descubrieron un manuscrito donde informaba de la presencia de kobolds en la zona. Pestus no se conformó con ello e buscó entre los escombros para descubrir una trampilla que llevaba a los subterráneos de la fortaleza.

 
Puede que los peligros de la fortaleza no se hubieran acabado aquí...


 
*: En esta segunda sesión de juego, sucedió algo que me hizo dudar en como actuar como “master-cabrón”. Os explico...

En el combate entre el grupo y el Oso Lechuza, mi criatura consiguió un crítico en su ataque, machacando literalmente al personaje de Alícia (Akela). El resultado era claro: la paladín estaba muerta...muerta del todo!

Y he aquí mi dilema: qué hacer con Akela, con una sola sesión de juego, matarla y personaje nuevo o algo que la marque como personaje de por vida?

No llevábamos ni una hora de juego y no era momento de frenar el avance de la sesión para crear un personaje nuevo para Alícia. Así pues, tomé la decisión (seguro que criticada por algunos compañeros masters) de darle un “empujoncito” a Akela para sacarla del túnel de la muerte, a cambio de rebajarle todas sus características en un punto. Y esto, hablando de una paladín con puntuaciones altas en casi todo, era un pago justo.

No sé si era la mejor opción...y si alguno piensa que volverá a suceder...pues el momento lo dirá!

2 comentarios:

  1. Dos puntos bajé de cada característica... que duro, pero era eso o la muerte. Es que el oso mutante sacó un crítico con el daño máximo, me dejó frita de un golpe. Agradezco que me dejases continuar con Akela,aún tiene mucho que jugar aunque haya quedado tarada.

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  2. A mi me parecio una decision acertada.Acababamos de comenzar y el castigo ya es suficientemente duro.A tu no has quedado tarada ni muchisimo menos.

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