Entablaron combate una vez llegados a
la orilla, sabiendo que aquellos hombres-lagarto eran muy rápidos en
terreno acuático.
Siendo unos contrincantes a tener en
cuenta, el grupo supo vencer con relativa facilidad, pero con el
temor de saber que aquello solo era el principio de la búsqueda del
bastón de Flandag, en aquella tenebrosa mina. Puede que por aquel
inquietante desconocimiento de lo que les esperaba, sus movimientos
fueron de lo más precavidos y siempre actuaron en permanente alerta.
Se percataron de la presencia de una
araña-cangrejo y un monstruo corrosivo, pero sabiamente se
distanciaron del peligro y continuaron su camino.
Lo que si que les llamó la atención,
fue una aparición de una fuente de aguas cristalinas. En aquellas
minas abandonadas...una mina de reluciente pebetero y frescas aguas?
Pestus, el más atrevido del grupo, se
adelantó a sus compañeros y bebió del contenido del recipiente,
notando como una revitalizante fuerza se adueñaba de su cuerpo.
Aquellas aguas eran mágicas y sanaban a quién las bebía!
Ginebra y Akela, y su interminable
curiosidad femenina, descubrieron al introducir sus odres en la
fuente, que también tenía la propiedad de reducir todo aquel
objeto, que entraba en contacto con el agua, a una tercera parte de
su tamaño. Así pues, era imposible transportar el agua con ellos.
Tras continuar unos minutos por las
galerías de la abandonada mina, detectaron la presencia de unos
Chillones que hacían guardia en una de las esquinas del túnel.
Aquellos chillones, gritaban al mínimo
ruido que detectaran...era cuestión de pasar entre ellas con el
máximo de sigilo posible.
La silenciosa elfa, fue la encargada de
continuar con la búsqueda y descubrir por donde continuaba la
galería. Y no era para más: 4 zombies se mantenían en pie tras los
chillones.
Pero la mala fortuna acompañó esta
vez a Ginebra, provocando un pequeño ruido, suficiente para que los
chillones comenzaran a producir un agudo chillido que alertó a los
muertos vivientes.
Un nuevo combate, con más problemas de
los previstos, se inició en aquella zona de la mina. El hecho de
luchar a la luz de una antorcha, contra aquellas criaturas sin vida
ni temor a una muerte ya poseída y con no mucha fortuna en sus
ataques...hizo ciertos estragos en el grupo de aventureros.
Akela cayó inconsciente en medio
combate, disminuyendo el potencial ofensivo del grupo, pero animó al
resto de componentes a esforzarse por vencer al enemigo en pos de una
necesaria recuperación de su compañera.
Tras aquel encuentro, Ginebra y Grant,
el cual comenzaba a sentir alguna cosa especial por la paladina,
llevaron a la mujer de retorno a la fuente mágica para darle de
beber de sus sanadoras aguas.
Y la elección de quedarse a oscuras,
pisoteando a los Chillones, por parte de Pestus y Doga...no fue la
mejor de las decisiones. El halfling recibió una picada de algún
tipo de criatura que se movía en la oscuridad...una araña!
Pudieron huir de ella sin muchos
problemas, pero fue un toque de alerta de que nada, en aquel lugar,
podía tomarse a la ligera.
Una vez recuperados de aquel encuentro,
regresaron al lugar donde se habían enfrentado a los zombies, para
descubrir que la mina acababa en aquel lugar. No era posible! Debía
haber algún camino!
Tras inspeccionar bien el lugar,
descubrieron la existencia de un túnel secreto, oculto con artes
mágicas. Traspasaron el pasadizo para llegar a otra dependencia de
la mina. Una puerta frenaba el avance del grupo...
Ginebra abrió un poco la puerta, con
la mala suerte de activar una curiosa trampa. Un cubo de agua cayó
sobre la elfa, agua mágica de la fuente sanadora, provocando que las
ropas, armaduras, equipo, etc. comenzaran a reducirse a 1/3 de su
tamaño. Una situación algo comprometida...
Pero sin más problemas que la
vergüenza de verse desnuda, el grupo observó que la puerta llevaba
a una sala, custodiada por dos ataúdes, en la que se encontraba el
bastón mágico de Flandag.
Consiguieron, con el máximo silencio
posible, hacerse con el bastón sin tener que enfrentarse a los
necrófagos.
Era momento de escapar de allí...
Pero a la salida, se toparon con el
responsable de toda aquella traición: Florho!
En un épico combate, el grupo actuó
con inteligencia: Pestus se mantenía escondido con el bastón en su
poder, evitando que Florho se hiciera con él (aquello hubiera sido
la perdición del grupo y de la misión!); Doga y Ginebra actuaba
desde la distancia; Grant, y Akela con ataques de cuerpo a cuerpo...
Una muy buena estrategia.
Pero el hermano de Palmyrus era un
contrincante digno de admirar: conjuros de hechizar persona,
proyectil mágico y, el más útil en aquella situación, el de
imagen reflejada, dieron más problemas de los esperados.
Tras más de una herida y tener la
muerte muy cerca, el grupo venció a Florho...
Al salir de la mina, encontraron de
nuevo a Flandag que, al recibir su bastón, fue envuelto por una
aureola de poder, provocando cierto respeto por el mago que había
sido secuestrado.
La misión había sido concluida con
éxito, y los aventureros serían recordados por ello. Pero un oscuro
plan había sido iniciado por el hermano fallecido del consejero
Palmyrus: el ejército de orcos de Florho se dirigía hacia Robleda!
Así pues, el mago, ofreció la
posibilidad de participar en aquella batalla a los aventureros. Y
estos aceptaron, sabiendo que podrían conseguir una buena recompensa
por las cabezas de aquellas criaturas...
No fue muy tardía la victoria en
aquella batalla y la recompensa bien acogida por el grupo: un buen
puñado de monedas de oro y una casa en la ciudad de Robleda, un
lugar donde almacenar las posesiones conseguidas durante el camino,
objetos mágicos para utilizar en el futuro y la posibilidad de
contratar a artesanos para poder mejorar sus armas y armaduras,
mientras ellos estaban de viaje por las tierras de la Marca.
Off-rol: Y aquí finaliza la aventura
de “Traición!” por parte de Grant, Doga, Pestus, Ginebra y
Akela. Una buena aventura, que ha sacado lo mejor de cada uno de los
personajes... Poco a poco, vamos haciendo “nuestros” a los Pj's
de la aventura... Y es solo el principio!
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