“El martillo de Moradin” es el
templo enano más concurrido de entre todos los que se pueden
encontrar en las Montañas de la Luna. Dedicado a Moradin (dios de
los enanos), es lugar frecuente de peregrinación de sus seguidores,
descanso para los viajeros o templo sagrado para escapar de viejos
temores pasados.
Se cuenta que, años atrás, ocurrió
un hecho que pocos conocen pero muchos comentan.
Una caravana de comerciantes, llegó al
templo enano después de duras jornadas de viaje en aquel duro
entorno. En ella viajaban enanos, humanos y kenders que, extasiados y
fatigados, pidieron cobijo entre los seguidores de Moradin.
Estuvieron entre los muros de la fortaleza enana durante un mes,
recuperándose de heridas, cansancio y agotamiento. Pero llegó el
momento de volver al camino. Pero no todos continuaron el trayecto...
En una de las salas, fue encontrado un
bebé kender acompañado de una pequeña nota que informaba del
obligado y triste abandono. El bebé era Kibana, hija de Piskop,
dejada entre las paredes de “El martillo de Moradin” para evitar
los peligros, el frío y una muerte casi segura en el viaje por las
Montañas de la Luna.
Los enanos adoptaron a Kibana como
hija, enseñándole el arte de la fabricación de runas, amuletos y
ungüentos curativos.
Fue allí donde conoció a Gork, un
enano afligido por un error del pasado que intentaba solventar a base
de oraciones a su dios Moradin. El clérigo enano, estaba decidido a
prepararse para ser digno de “hablar el mensaje de Moradin”,
objetivo que consistía en poder viajar por Valkirihan ejerciendo una
lucha contra el mal.
Una vez Gork se sintió preparado,
inició su camino tras los muros del templo. Pero no viajaba solo:
Kibana le acompañaba.
Tras unos meses de viaje, y más de una
aventura, se disponían a realizar una peligrosa travesía en tierras
desconocidas. Al no conocer el mejor camino a seguir, decidieron
buscar a un guía para ahorrarse posibles peligros en el camino.
Preguntaron en todas las posadas y tabernas de la ciudad donde se
encontraban, por el mejor guía de aquellas tierras, y en todas las
respuesta era la misma: Arquen.
Gork y Kibana, esperaban encontrar a un
decidido y fornido explorador, pero cual fue su sorpresa al descubrir
que Arquen era una mujer semi-elfa. Y no fue menos la sorpresa ya que
la encontraron algo bebida, besuqueando a un par de hombres que la
acompañaban entre jarras de cerveza y en dudosa capacidad de guiar a
nadie en el camino. Pero debían ser ciertas las recomendaciones que
les habían aconsejado...
Al día siguiente, y bajo un terrible
dolor de cabeza, el enano y el kender, negociaron el pago por el
trabajo de la semi-elfa exploradora. Iniciaron el camino y sirvió
para entablar cierta amistad entre Gork, Kibana y Arquen.
Tras dos semanas de camino, el trío
fue asaltado en el camino por un grupo de ladrones que tenían
aquella zona bajo el yugo del miedo y la intimidación. Aquel grupo
atemorizaba los habitantes del lugar a base de robos, violaciones y
asesinatos. Era un grupo numeroso y poco pudieron hacer los tres
miembros del grupo.
Pero cuando todo parecía perdido y la
balanza del combate parecía decantarse a favor de los asaltantes,
apareció entre las sombras un tiflin que, con rápidos y certeros
movimientos, acababa con la vida de aquellos ladrones. Tenían un
objetivo en mente: acabar con el líder de aquel grupo. Y no dudó ni
un instante en clavar su daga en el cuello del capataz, dejado libre
una pequeña sonrisa en su rostro demoníaco.
Algo recelosos, los miembros del grupo
agradecieron la ayuda del desconocido tiflin, que más tarde
conocerían como Siete. Descubrieron que Siete era, como él solía
decir, un “solucionador de problemas”: le hacían el encargo de
eliminar a cierta persona y él realizaba su trabajo. Y bastante
bien, por lo que parecía.
Aunque con desconfianza, Gork, Kibana y
Arquen propusieron compartir camino y unir esfuerzas para evitar
nuevos problemas.
Y de estos sucesos hace ya 2 años,
repletos de peligros, situaciones comprometidas, muertes y alegrías.
Se conocen, se respetan... pero no siempre se rigen por los mismos
valores. Han tenido sus más y sus menos, pero para ellos, este grupo
es lo más parecido a una família.
Un mes atrás, fueron requeridos para
liberar una pequeño cuartel fronterizo de un grupo de alimañas
salvajes. El destino quiso que coincidieran en el mismo lugar con un
enorme y furioso semi-orco, en busca de un honor como guerrero digno
de los miembros de sus tribu. El bárbaro sigue las premisas básicas
de un miembro de su raza: ser recordado por ser el mejor guerrero del
clan. Y aquel era una posibilidad más de engrandecer su larga lista
de triunfos que lo llevarían, una vez caído en el campo de batalla,
al esperado salón de los grandes guerreros.
Gork, Kibana, Arquen, Siete y el
semi-orco... Cinco miembros de un grupo que viajan por las tierras de
Valkirihan, sedientos de aventuras.
Será el momento de acabar con esta
sed?
Yo, ya tengo ganas de empezar, que ganas tengo de que llegue el Lunes por la noche a eso de las 21:00 h
ResponderEliminarEste Tiflin os asegura que hara el mejor trabajo del que sea capaz.