Antes de entrar e la caverna, el grupo
discutió como podrían acabar con Sinh. Sentían un enorme pesar al
saber que la única forma de acabar con la aquel ser maligno, era
dejarlo entrar en el cuerpo de Yuna y dar muerte a la muchacha de
inmediato...pero aquello atormentaba especialmente a Artenis y a
Sigilo. Y si Sinh entrara en otro cuerpo y no en el de Yuna?
Pero el peligro ya les era presente en
la entrada de la cueva: un enorme lobo de las nieves y un flan de
hielo, aguardaban a los mercenarios y guardianes sedientos de sangre.
Tras un encuentro corto y sin demasiados problemas, se adentraron en
la cueva por un estrecho, oscuro y húmedo pasadizo. No faltaron los
resbalones y las caídas...para, al final llegar a una sala
subterránea repleta de hongos en forma de huevo. Un escenario algo
inquietante...
Al acercarse a aquellos hongos, estos
se abrieron dejando escapar un nube de humo verde. El efecto de este:
crear confusión y provocando que se atacaran entre ellos. Akane y
Sigilo se vieron enfrentadas en uno de estos combates, resultado del
aliento tóxico de los hongos.
Mientras, Kairon, Artanis y Yuna, al
adentrarse en uno de los pasillos en el que desembocaba la enorme
sala, cayeron por un agujero y acabaron en un profundo pozo. Allí
les esperaba las sedientas fauces de un can del infierno al que
tuvieron que hacer frente. La situación se complicaba por momentos y
la fina línea de la muerte se perfilaba en el horizonte de los
protectores de la Elegida. Finalmente, superaron aquel encuentro no
sin daños preocupantes para su salud y estado de ánimo.
Sigilo y Akane, tras recuperarse de su
estado de confusión provocado por los hongos, se reencontraron con
Pijus y siguieron otra de las galerías que presentaba la sala. Tras
unos minutos de tensa tranquilidad, se enfrentaron a un Begimo.
Gracias a dos afortunados y efectivos ataques, y al poder de los
ataques Medusa de Akane, los aventureros acabaron con la criatura y
pudieron continuar su camino en busca de los desaparecidos.
Todo el grupo se unió de nuevo tras
unos minutos de explorar por la gruta, momento que aprovecharon para
descansar y recuperarse de lo acontecido. Estaban realmente en un
estado de salud preocupante...y aún les faltaba enfrentarse al
último de sus temidos enemigos: el Alpha Omega.
El momento crucial había llegado, tras
una enorme puerta se encontraba el objetivo por el cual habían
viajado por todo Spyra, el destino de Yuna y la decisión que lo
cambiaría todo.
Traspasaron la puerta y se encontraron
con la enorme criatura que franqueaba el paso hacía el lugar donde
Yuna tendría que efectuar el ritual, junto con las piedras de pode
conseguidas, para “dejar entrar” a Sinh en su interior.
Mientras Kairon, Sigilo, Pijus y Akane
se enfrentaban al Alpha Omega, Yuna y Artanis se escabullían dentro
de la pequeña sala de ritual, encontrándose con una especie de
espejo voluble.
La Elegida, junto con su guardiana,
traspasaron el portal y llegaron a un escenario inesperado: un claro
de bosque. Pero lo más inquietante no era el cambio de lugar, si no
la presencia de una nueva Yuna, clon de la original. Artanis
presentía lo que podía ocurrir y buscó diferentes estrategias para
“marcar” a la Yuna original (hacerse ella misma un pequeño corte
para marcarla con sangre, entre otras...). Pero lo inesperado fue que
al marcar a la muchacha, apareció otra nueva Yuna, también marcada
con sangre... La única marca que distinguía a la Elegida real de
las otras, era el tatuaje que mostraba en su brazo, igual al de
Artanis. Fue la manera de hacer desaparecer a los clones de Yuna e
iniciar el peligroso ritual.
En el exterior, continuaba el
sangriento enfrentamiento del resto del grupo con el poderoso Alpha
Omega. Las fuerzas de los aventureros mermaban frente a aquella
criatura formada de pura energía, pero la determinación y la
voluntad de liberar a Spyra de Sinh, alzaba a los guerreros en pos de
una victoria merecida.
Y finalmente, Alpha Omega sucumbió
frente a los ataques de Kairon, Sigilo, Pijus y Akane. Pero...qué
había pasado con el ritual?
A los pocos segundos, sus preguntas
tuvieron respuesta: Yuna apareció...portando la daga que le había
regalado Sigilo y la mano ensangrentada. El ritual se había
efectuado...pero el sacrificio había sido otro.
Desde aquel día, Artanis fue recordada
en toda Spyra como “aquella que había substituido a la Elegida”.
FIN DE LA PARTIDA
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