Aquella misión estaba dejando
exhaustos a los miembros del grupo de mercenarios. Sentir que eran
perseguidos por toda Spyra, protegiendo a la única persona que podía
poner fin a la presión de Sinh, no era muy alentador.
Pero aquel poblado pesquero era
diferente... parecía como si sus habitantes estuvieran en contra de
Sinh, aunque no lo verbalizaran abiertamente. Pero fueron las las
palabras de Sigilo con uno de los pescadores, la que parecía haber
conseguido dar rienda suelta a los pensamientos de aquellas gentes.
Desde la llegada de aquel mal, la pesca
había disminuido, y el poblado había sucumbido en una tristeza
difícil de superar. Además, el templo situado en la isla del centro
del lago Van, antes visitado por todos, había quedado clausurado por
parte de los monjes fanáticos de Sinh.
Estaban obligados a llevarles comida
cada cierto tiempo, encargo que dio una posible vía de entrada al
templo y conseguir otra de las piedras de poder.
Mientras Sigilo, Artemis, Kairon, Pijus
y Akane, discutían la forma de entrar en el templo, un gran griterío
se hizo presente en la plaza del pueblo. Eran dos guados que
amenazaban cruelmente a un niño, preguntando a su vez por los
forasteros recién llegados a la población.
Artemis no pudo reprimir su ira,
presentándose peligrosamente frente a sus perseguidores, dando
nuevas posibilidades a que Yuna fuera capturada de nuevo. Y muy a su
pesar, la cosa se complicaba por momentos, ya que los guados no
venían solos sino con un Wendingo, una enorme criatura de alto poder
ofensivo.
En este momento, y no con toda la
voluntad del resto de los miembros del grupo, se inició un combate
sangriento a la par que mágico. Los guados utilizaban sus artes
arcanes para conjurar Coraza, Tormentas de Fuego, Prisa o las
variantes de Succión de Vida o Karma.
La buena secuencia de ataques cuerpo a
cuerpo, junto con 2 oportunos ataques con granada doble de Akane,
minaba los puntos de vida del enemigo.
Tras vencer a los guados y al salvaje
Wendingo, los habitantes del pueblo pescador agradece enormemente la
ayuda del grupo, llegando a un acuerdo para que sean ellos los que
transporten la comida al templo de Van.
El plan debía estructurarse de forma
precisa: mientras Akane (aún no del todo convencida...) y Sigilo se
desplazaban hasta el templo buceando por las aguas del lago, el resto
del grupo llegaría en barca hasta la isla.
La primera pareja (Akane/Sigilo) se
enfrentaron a un enorme pez espada, pero consiguieron llegar de una
pieza a la puerta bajo agua que daba paso a los subterráneos del
templo.
El segundo grupo, haciéndose pasar por
pescadores, llegaron a la isla siendo recibidos por los monjes
fanáticos. Esperaron el mejor momento para acabar con sus primeros
enemigos una vez creyeron que no serían descubiertos.
Kairon, Pijus y Artemis, se enfrentaron
a monjes que se encontraban en la garita de vigilancia, siendo un
combate encarnizado. Poco más de lo que Sigilo y Akane tuvieron que
hacer frente al descubrir 3 monjes que estaban rezando en una sala
del templo.
Tendrían tanta suerte como sus
compañeros o darían el último de sus suspiros en aquel lugar?
Off-rol: con algo de retraso, vamos colgando las crónicas de nuestras partidas. Sed pacientes y conoceréis el final de esta, nuestra gran aventura en Final Fantasy.
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