sábado, 23 de marzo de 2013

MARCA DEL ESTE (sesión IV)

Tras un noche de descanso reparador, el intrépidos aventureros se dispusieron a pasar unas horas de relativa tranquilidad en la ciudad de Robleda. Pero el espíritu inquieto de muchos de ellos, les empujaba a salir a las calles de la ciudad en busca de nuevos retos a sus habilidades. Y no les costó demasiado...
En la misma Jarra de Oro, se encontraron de nuevo con el anciano que no dejaba de remugar y hablar para sí mismo. Grant se acercó para mostrar su ayuda al viejo, al que a su vez, le explicó que necesitaba a alguien que fuera a buscar a las tierras pantanosas del norte, unos ingredientes para sus ungüentos y pócimas.
El grupo ya tenía una distracción...y una nueva misión!

Tras unas horas de viaje por el camino del norte, comenzaron a percibir el cambio en el paisaje. Estaban entrando en el Gran Pantano...y eso quería decir encontrarse con muchos peligros.
Tras unas horas buscando los ingredientes que el viejo alquimista les había pedido, se detuvieron a buscar el último de ellos: unos bulbos que se encontraban en el fondo de un pequeño barranco enfangado.
Fue Ginebra la primera en bajar. Y también la primera en descubrir que, lo que parecían unas rocas, eran en realidad unas extrañas arañas-cangrejo que, si no eran especialmente difíciles de darles muerte, tenían una picada altamente venenosa.


El grupo tuvo que actuar con rapidez, primero para conseguir los bulbos y segundo para sacar a Ginebra de una inconsciencia provocada por las picadas de las criaturas del pantano.
Tras acabar con las arañas-cangrejo, el grupo pudo reunir con su totalidad, los ingredientes demandados y volver a Robleda. Antes, y para recuperar fuerzas, hicieron parada en Pasoraudo. Allí pasaron la noche, ganaron unas monedas a los dados y fueron protagonistas fallidos de un intento de robo. Anécdotas que no quedarían en el olvido...

Una vez en Robleda, fueron buscados por un grupo de guardias de la ciudad con la orden urgente de presentarse frente al burgomaestre.

Al llegar a la fortaleza del máximo mandatario de la ciudad, lo encontraron acompañado de un hombre de ropajes fastuosos y mirada preocupada. Era Palmyrus Reginbrand, uno de los miembros del consejo de Robleda y amigo del burgomaestre. Este les explicó la preocupación que le atormentaba: su hermano Florho, había sido secuestrado por su ayudante personal, el poderoso mago Flandag. Sus motivos? Desconocidos por Palmyrus, pero de lo más desconcertantes, ya que el mago era su íntimo amigo desde hacía muchos años.
Según Palmyrus, debía encontrarse al día siguiente con Flandag para establecer las condiciones del rescate. Ese sería el momento para que el grupo de aventureros, penetrara en la fortaleza del mago para liberar a Florho, hermano del duque. Un trabajo peligroso, pero bien pagado.

Al día siguiente, el acordado para el encuentro de Palmyrus y Flandag, el grupo fue acompañado por un explorador hasta la entrada de la fortaleza del mago. Extrañados, se encontraron con un simple pero inmenso roble. En su tronco agujereado, la entrada al lugar donde Florho estaba secuestrado.
Se dispusieron a entrar, pero fueron sorprendidos por una hiedra que realizaba las funciones de guardia de la fortaleza. No acabaron con ella, pero si consiguieron entrar en la fortaleza.


Mágicamente, fueron trasladados a un pasillo iluminado por unas antorchas, y en el que descubrieron un misterioso espejo con una inscripción algo curiosa. Al parecer, al tocar tu propio reflejo en el espejo, traspasabas a una zona secreta de la estructura del mago. Allí, se enfrentaron a un hoboglobin, cuatro goblins...y descubrieron que, en una de las salas, había un anciano inconsciente. En el cuello llevaba un collar con propiedades mágicas que aturdía a su portador.
Tras liberarlo del collar, los aventureros descubrieron que, en realidad, aquel anciano era Flandag.

El asombro se plasmó en el rostro de Ginebra, Doga, Akela, Grant y Pestus. Pero fue aclarado por el mago de forma inmediata: el auténtico responsable de aquel engaño era Florho, hermano de Palmyrus, que deseaba dar muerte al duque para ocupar su lugar en el consejo de Robleda. Para ello, organizó su simulado secuestro y el asesinato de su propio hermano.

Unos minutos de recuperación, dio fuerzas al mago para organizar un plan ante aquella traición familiar. Decidieron que Flandag y el grupo, irían en busca de Palmyrus y acabar con Florho.
Pero al intentar salir de la fortaleza del mago, fueron apresados por un grupo de orcos. Cayeron inconscientes, no sin antes ver como Flandag conseguía escapar y, con suerte, poder acabar con aquel montaje.



Off-rol: Por cierto, olvidé informar que la primera de las aventuras del grupo se basa (con algunas adaptaciones) en una de las dos aventuras propuestas en el manual de La Marca del Este: “La torre de la ciénaga”. Esta siguiente aventura, sigue la línea argumental de “Traición”. Así que si tenéis intención de jugarla, mejor leer la crónica de refilón...hay spoilers!

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