Tras la puerta, el grupo pudo conocer
en persona al responsable de aquella maquinación diabólica contra
la hermandad de Maredon.
Situado en medio de un pentagrama
dibujado en sangre, se encontraba Sarkados, un mago con oscuras
intenciones y gran poder arcano. Parecía estar en contacto mental
con algún otro plano o con seguidores a su sanguinaria misión. Los
aventureros lo desconocían...
Pero pronto percibió la llegada de los guerreros, burlándose de haber llegado hasta allí y la presumible intención de vencerle.
Fue el inicio de una larga y dura
contienda entre Sarkados y el grupo de defensores de la Marca. Un
combate a espada y brujería: por un lado, las flechas y los ataques
a espada de Grant, Akela, Ginebra, Pestus y Niobe; por el otro los
hechizos de bola de fuego, proyectil mágico, muro de hielo, etc. por
parte de Sarkados.
Pero la decisión de los miembros de la
comitiva investigadora del monasterio era firme, consiguiendo herir
en alguna ocasión al mago. Y cuando este parecía que flaqueaba en
fuerzas...algo sucedió.
Del centro del pentagrama, comenzó a
aparecer una oscura niebla que inquietaba al más valiente, una
visión que solo prometía más y peor peligro.
De la niebla, comenzaron a aparecer
unos tentáculos que parecían buscar una presa para saciar su
maldad. Y la presa, para la sorpresa de todos, fue Sarkados. Los
tentáculos agarraron al mago, lo alzaron en el aire y comenzaron a
tirar con una fuerza descomunal. Mientras el mago gritaba algo como
“maestro, nooooo!!!”, su cuerpo queda desmembrado, desquebrajado,
destrozado en trozos pequeños, dejando la sala bañada en sangre de
aquel hombre.
Una voz gutural se dirigía a los
aventureros:
“Vosotros, miserables desgraciados,
como es posible? No importa...Sarkados me sirvió bien mientras
estaba vivo... Tengo en mi poder el Kitab Al-Azif y, ahora, el liro
de mutación. Poco le queda a Arakha...y luego vendrá Robleda, y la
Marvalar... Hasta que toda la Marca esté bajo el poder del Hombre
Andrajoso.”
Algunos conocían la existencia, en las
lejanas tierras de oriente, una ciudad llamada Arakha... Puede que
allí encontraran las respuestas.
Tras regresar a Robleda y ponerse en
contacto con el burgomaestre de la ciudad y actualizar la situación
de lo sucedido en el monasterio, el grupo decidió que viajaría
hasta la ciudad de Arakha y poner fin a aquellos ataques
indiscriminados.
Y era muy posible que la gente de
aquellas tierras conocieran el significado del misterioso símbolo
que siempre acompañaba a aquellos ataques.
Era momento de viajar por mar...y no
sería un trayecto ni mucho menos tranquilo. Las aguas por donde
surcaba el Cisne Blanco, navío que les había ofrecido el
burgomaestre de Robleda, tuvo que hacer frente al ataque de unos
piratas. Por suerte, la tripulación, junto con la ayuda de los
aventureros, pudieron frenar el abordaje de los piratas y continuar
con su trayecto.
A los pocos días, la fastuosa ciudad
de Arakha, se avistaba en el horizonte... Una bella ciudad con un
peligro entre sus puertas.
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