Cuando uno enferma, tiene la “buena suerte” de descubrir aquellos programas televisivos que nos perdemos al estar en el trabajo. Ese a sido mi caso en el día de hoy.
Ayer, por mala suerte la mía, me quedé “clavao” de la espalda. Supongo que ya la tenía tocada de algún mal gesto y acabé de romperme al hacer ejercicio en el gimnasio. La cosa acabó en tener que sobrevivir un día caminando como un abuelo y doparme a base de anti-inflamatorios, junto con la ayuda de mi inestimable esterilla eléctrica.
Esta mañana, al levantarme, ya he visto que la cosa no mejoraba y que tendría que llamar al trabajo y avisar que no me verían el pelo en todo el día. La cosa ha comenzado bien ya que, tumbado en el sofá, con la esterilla y una manta, he comenzado un nuevo libro que me ha enganchado desde el principio (READY PLAYER ONE, de Ernest Cline, por si os interesa).
Pero pasado un buen rato, la morriña me venía encima y, para despejarme, he encendido la tele. Era el momento de descubrir esos programas matutinos que inunda todas las cadenas de televisión de la caja tonta. Pero uno de ellos me ha llamado la atención: Espejo Público.
Entre muchos y variados chismorreos, me ha llamado la atención la aparición de un colaborador, con apartado en el programa propio (eso me ha parecido), que presentaba su “trocito de pastel” en este programa de la Susi Griso.
Este señor, el Pera lo llaman, presentaba la situación comprometido de una familia que tenías serias dudas de que su hijo se drogara y, es más, temían por si realizaba tareas de “camello” de los amigotes. Mal comportamiento, pasotismo, dormir hasta que le salga de las pelotas al chaval, idas y venidas sin explicación, sospechosas desapariciones de dinero y objetos en casa, etc. Vaya, un pintas!
Pues bien, la cosa la presentan más que chunga. Pero llega el Pera este, le lanza un par de discursos a la desesperada madre del tipo “puede que te preocupes demasiado, que no es malo si encuentras una china o una bolsita de maría en los pantalones de tu hijo”, le da un rapa-polvo del tres al cuarto al padre diciéndole que “haber si te haces obedecer delante de tu hijo”, va ha hablar con el chaval que pasa de él como de la mierda...
La cosa acaba que, al final, el Pera consigue que el niñato afirme que la cosa va a cambiar, que va a portarse mejor, que si esto y lo otro... más por que dejen de darle la tabarra que no por las sabias palabras del Pera.
El colaborador de Espejo Público, sale de la casa diciendo con toda tranquilidad algo como: “lo ves, si esto es fácil, hablando un poco...mediando...y listo! Si es un momentito!”.
-Que no me vi a meté ná, coñio, pesaaaaaoooo!!
O sea, que este señor, que no sé de donde ha salido ni qué carajo es en esta vida, es capaz de meterse en una casa en situación más que complicada y en un par de horas...solucionado! Joder, mejor que aquel de los perros!!
Es que no se les ha pasado por la cabeza que el chaval volverá a las andadas ese mismo día? Que lo que quería era que no le tocaran los huevos y lo dejaran en paz? Qué hay gente que lo está pasando muy chungo y que ver estas cosas solo hacen que cabrear y poner de mala leche?
Manda güevos que para conseguir algo de audiencia (lo dudo, visto lo visto), sean capaces de meter este tipo de mierda en la tele.
Espero volver a enfermar de aquí muuuuucho tiempo...puede que encuentre otra joya como esta!
Hola Capitan, eso es lo que tiene el ponerse malo, pero a quien se le ocurre hombre...
ResponderEliminarpues eso, que hoy en dia es lo que se lleva la tele-basura y nunca mejor dicho, mientra haya gente que la mire...
te acuerdas de esa que dijo lo de transplantar o no un organo de un asesino a alguien que por desgracia lo necesitara para seguir viviendo???
pues ahi lo tienes.