Una vez llegados al templo de las
Montañas de Fuego, bajo la atenta vigilancia de los guado, el grupo
intentada descubrir donde se escondía la segunda de las piedras de
poder. No era tarea fácil, ya que los guado seguían una estricta
vigilancia de las estancias del templo que, aunque los visitantes
podían entrar libremente en peregrinación, algunas zonas estaban
restringidas al paso.
Por suerte, Sigilo, utilizó su conjuro
de invisibilidad de nuevo y pudo investigar por su cuenta las zonas
que parecían cerradas al público. Pijus, Yuna y Artanis, a su vez,
pudieron escabullirse y descubrir otra de las zonas del templo.
Kairon y Akane, por su parte, mantenían la guardia en la sala
principal, alerta de cualquier movimiento por parte de los vigilantes
guados del templo.
La primera, Sigilo, se encontró en una
encrucijada de pasillos, donde presentía algún tipo de mal o
trampa.
El trío, por su parte, descubrió una
sala donde se encontraba una extraña criatura de baja estatura,
ataviada con un farol y una pequeña hacha. Su nombre: Belino. Aquel
ser, parecía ser el vigilante de dos grandes pilares bautismales,
una con agua cristalina y la otra con agua ennegrecida.
Pijus no dudó en intentar entablar
conversación con el Belino, iniciando lo que seria un combate de
problemática estratagema. Y es que la criatura, utilizaba su candil,
para lanzar un hechizo de “condena” sobre su presa. Una condena
que podía provocar un estado de inconsciencia más que
preocupante... Y la primera en caer fue Artanis, que sintió como su
esencial vital, poco a poco, se le escapaba de su interior para
acabar dentro del candil del Belino. Pudo ahuyentar sus dolores,
entrando en contacto con el agua cristalina de la pila, que le
ofrecía la recuperación de sus puntos de vida, pero no eliminaba su
estado de condena.
Por otro lado, Kairon, cansado de
esperar, se dirigió a la zona laberíntica donde minutas antes se
había dirigido Sigilo. También sentía aquel peligro inminente...
incluso activo una de las trampas, que consistía en cerrar el paso
de uno de los pasillos. No era el momento de quedarse encerrado en
solitario en aquel lugar!
Quiso el sexto sentido de Sigilo,
alertarla de las dificultades en las que se encontraba su compañera
y amiga Artanis. La ayudante de la guardiana de Yuna, se dirigió de
inmediato a la sala donde Pijus, también en estado de condena, y
Artanis se enfrentaban al Belino.
Yuna, por su parte, viendo que la
situación realmente era del todo complicada, fue en busca de ayuda,
encontrando a Akane dispuesta a combatir contra aquella criatura
endemoniada.
En el preciso momento que la abhled,
comenzaba sus ataques con su colección de granadas especiales,
llegaban a la sala Sigilo y Kairon. La primera, bajo un estado de
furia provocado por la visión de ver a Artanis inerte en el suelo de
la sala.
Con buenos y coordinados ataques,
consiguieron acabar con el Belino y recuperar el estado de todos y
cada uno de los integrantes del grupo
Tras este inoportuno encuentro, el
grupo consiguió meterse dentro del intrincado cruce de pasillos que
Sigilo y Kairon habían descubierto, sin ser alertados por los
guados.
Llegaron a una sala y allí encontraron
al peligroso Seymour en persona. Parecía que el líder de los guado
ya esperaba aquella visita, y deseaba poder enfrentar sus poderes
maléficos contra los de los protectores de la Elegida.
Era más que difícil vencer a Seymour y
utilizaron cualquier buen ataque para provocar alguna herida mortal
al guado...pero parecía imposible salir vencedores de aquel combate.
Por fortuna, Akane utilizó uno de sus más poderosos conjuros:
medusa. En aquel momento, Seymour acabó siendo una estatua de piedra
y, con un simple ataque físico, acabó perdiendo su mísera vida.
De esta manera, pudieron tener bajo su
poder, una nueva piedra mágica...aunque el peligro no se había
acabado: la guardia de Seymour estaba muy cerca.
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