Una vez derrotado el Ochu, Kairon se
hizo con la piedra de poder. Y se sorprendió al notar que aquella
esfera de piedra negra, era simplemente eso: una simple y normal
esfera de piedra negra. Nada de poder, nada de energía, nada de
aureolas, nada de poderes arcanos...
Pero algo preocupaba a los miembros del
grupo: era posible que hubieran conseguido la primera de las piedras
de poder con tanta facilidad?
Algo no les cuadraba, puesto que la
protección de aquellas piedras era algo que creían imposible de
conseguir. Pero lo cierto era que el Templo Negro no les había
representado muchas complicaciones...a parte de las intrincadas
trampas que se escondían en su interior.
Pero también sabían que la protección
de Yuna, la Elegida, no sería tan fácil de allí en adelante. Por
lo pronto, debían salir de allí de inmediato.
Al reencontrarse con la muchacha, esta
pidió que le dejaran tocar la esfera. Fue entonces cuando todos
observaron la importancia de aquella piedra de poder. Al tocar las
manos de Yuna, la piedra comenzó a vibrar, a girar en su interior y
a manifestar una vida interna de origen desconocido.
Una maraña de
rayos comenzaron a envolver la esfera, provocando en todos y cada uno
de los aventureros una extraña sensación en el interior que
alteraba todos y cada uno de sus sentidos. Ahora conocían el poder
real de la piedra de poder...y de la importancia de la Elegida.
Continuaron el camino hacia las
Montañas de Fuego, lugar donde deberían encontrar la segunda de las
piedras. La dificultad de la tarea era que, para llegar a aquel
lugar, debían traspasar las tierras de los guado, raza prepotente y
seguidores de Sinh. Eso era un problema, ya que deberían pasar
extremadamente desapercibidos.
Decidieron evitar la ciudad de
Guadosalem y dirigirse a uno de los poblados de la periferia, dando
un rodeo pero evitando peligros evidentes.
En uno de estos poblados, Artanis y
Akane, pudieron comprar nuevo equipamiento para los miembros del
grupo. Era necesario estar preparados y poder sobrevivir a los
encuentros que les esperaban.
Tras descansar y recuperar fuerzas,
mientras Akane mejoraba las armas de sus compañeros utilizando sus
conocimientos de alquimia, prosiguieron su camino.
Ya en las Montañas de Fuego, siguiendo
un intrincado camino situado en un desfiladero, experimentaron la
inquietante sensación de estar en peligro. Y no era para menos, ya
que aparecieron como de la nada dos Bomb de Fuego con intenciones
bien claras: dar muerte a los protectores de la Elegida.
Esta vez no fue tan fácil como creían.
Recibieron múltiples heridas, quemaduras y quedaron tocados de
salud. Pero no había acabado el peligro...
De repente apareció una criatura de
dos cabezas y con gran poder mágico: Merkal. Una de las cabezas atacaba al
grupo, mientras que la otra realizaba tareas de soporte, sanación y
protección de su gemela.
Si los Bombs habían sido complicados
de vencer, el enemigo actual era casi imposible. Necesitaban actuar
como uno solo, coordinados y aprovechar todas y cada una de las
oportunidades para pode vencer a aquella criatura.
Finalmente, acabaron con Merkal y
pudieron proteger una vez más la preciada vida de Yuna.
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