martes, 6 de octubre de 2009

MERCHANDAISING

Querido diario,


Los días pasan y cada vez soy mas conocido en la ciudad. Mis apariciones como superhéroe cada vez son mas habituales y la gente comienza a vitorear al Capitán Chistorra cuando me enfrento a algún malhechor.

Aún así, creo que son pocos los que saben de mi misión como justiciero, y debo hacer algo al respecto. Después de mucho pensar he pensado en iniciar una campaña de “merchandaising” para realzar mi posición social dentro de Torontontero.


Una de las posibilidades era la de repartir entre los niños unos tatuajes, “tatus” como dicen ahora, con mi rostro o mi símbolo. De aquellos que tienes que poner un pegote de saliva para poderlos enganchar. Había pensado en ponerlos dentro de las bolsas de patatas, a modo de regalo, pero he desestimado esta opción por una sencilla razón: primero debería comprar cajas y cajas de bolsas de patatas, abrirlas, poner el tatuaje dentro y volver a cerrar las bolsas. Y no es por el trabajo que conlleva, no, si no porque ya sabes que todo lo que es patatas, doritos, ganchitos, fritos... me pierden! Estoy convencido que me comería toda la mercancía y los tatuajes no llegarían a su destino.


Otra opción, la cual me convence mas, es la de utilizar un lenguaje mas actual, que llegue a público joven. Y la respuesta es el rap!

No es un estilo que domine, pero no creo que sea muy difícil hablar rápido, mientras suena una música repetitiva de fondo (siempre he pensado que esa música se parece mucho al ruido que hace una fotocopiadora) y vasadiciendo de vez en cuando palabras “raperas” como: “eh, tío”, “colega” y “molaungüebo”.

Por qué todos los raperos ponen cara de mala leche?

He estado practicando y el resultado es este:


Si tienes un problema,

si tan “quitao” la nena,

si piensas que das pena,

el Capi arregla el tema.


Le llaman Capitán

y siempre tiene un plan.

Con él en la ciudad

el mal acabará.


El Capitán Chistorra

mas duro que una porra.

Cuando le ves venir

te pones a reír.


La gente está segura

la paz será futura.

Al malo él arrolla

con su enorme …


Vale, vale, vale... reconozco que debo mejorar la rima. Solo es cuestión de un poco de practica y lo tendré dominado.


Mientras mejoro esta parte de mi plan publicitario, he conseguido otro preciado contacto. Mi intención era poder establecer una manera de darme a conocer a gran escala, al gran público... pero como? Y la solución, querido amigo, vino a mi como las gofres de chocolate que me como cada día.

Un tarde que estaba tendiendo mi ropa en la terraza comunitaria, cuando apareció el hijo de Paquita, un chaval de unos 14 años enganchado (por lo que he podido escuchar gracias a mi súper-audición) a uno de esos juegos informáticos de internet donde te haces pasar por un personaje de fantasía con orejas largas, con combates de espada y magia de película.


-Perdona, eres Juanito, verdad?

-Me llamo Warlock.

-Estoooo... como?

-Que me llamo Warlock, joder!

-Pero tu no te llamas Juanito?

-Soy Warlock, un orco de nivel 20 de la tribu de los “Violadores de gallinas caponatas”

-Si, sí... Warlock... Oye, tu me podrías ayudar?

-Que quieres que haga: matar a un humano con mi hacha de doble filo, colgar por las orejas en lo alto de un campanario a un asqueroso elfo o despedazarte a trocitos un miserable enano?

-Bueno, no es bien bien eso lo que te quería pedir... Tu sabes de informática, verdad?

-Tira un dado de 20 por “reunir información”.

-Como?

-Que sí, joder, que sí que entiendo de máquinas!

-Vale, vale... tranquilo... te quería pedir un favor...


Este es Juanito

Tras un par de horas de diálogo que no llegué a entender en su totalidad, unas cuantas tiradas de dados para conseguir “no se qué” y la promesa de comprar unos cuantos módulos de “dunchon an tagons” (o algo así) y otras tantas “figuritas”, convencí a Juanito (perdón Warlock!) a ayudarme.

La cosa era sencilla: le pedí que quería que todo el mundo conociera mi cara, que les sonara mi rostro, que supieran quien era... Y lo consiguió el muy cabr... el muy orco, eso quería decir, el muy orco!

Pantalla enorme de unos grandes almacenes con mi careto,
gentileza de Juanito.

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