domingo, 14 de julio de 2013

MARCA DEL ESTE (sesión XII)

Tras unas semanas de descanso, donde recuperaron el ánimo y sanaron las heridas de su última aventura en busca del cuerno de unicornio, el grupo se encontraba en la Jarra del Oro, disfrutando de una buena cena, refrescante cerveza y la melodía y la diversión de un bardo llegado a la ciudad.
Atrás quedaba el recuerdo de lo acontecido con el califa y la princesa...era momento de pensar en el futuro.

De repente, un estridente crujido, puso en alerta a toda clientela de la posada. Y el crujido, fue acompañado poco más tarde por el hundimiento de parte del suelo del local. El piso, cedió para dar paso a un enorme boquete y a una oscura gruta que se internaba en el su-suelo de Robleda.
La gente no tubo tiempo de recuperarse de lo acontecido, ya que comenzaron a dibujarse unas grotescas figuras entre la humareda del preocupante accidente.
Eran unas figuras humanas, pero se movían lenta y descoordinadamente...eran zombies!


Los aventureros conocían el peligro de enfrentarse a ese tipo de criaturas no muertas y, con máxima precaución, acabaron con ellas sin provocar bajas en sus filas.
Lo preocupante era la vestimenta que portaban los zombies. Iban vestidos con el hábito de una orden famosa en la Marca: los monjes de la orden de Maredon, una orden dedicada a la recopilación del saber el aquellas tierras.

Zombies...monjes...orden de Maredon...? Algo no pintaba nada bien!

El grupo decidió investigar lo sucedido de la forma más directa: dirigirse al monasterio de Maredon e investigar lo sucedido.

De nuevo con el equipo, el uniforme y las armas de aventura, el grupo se dispuso a viajar cuanto antes hasta el lugar donde se encontraba el monasterio. Pero no esperaban encontrarse con...


El camino que llevaba hasta la entrada del edificio quedaba envuelto por una espesa y misteriosa niebla de origen algo inquietante. Niobe y Akela, percibían el mal en toda aquella zona, cosa que aún tensaba más los nervios del resto del grupo.

Avanzaron unos metros y un par de luces de antorchas, parecían darles la bienvenida. Lástima que las luces también fueran acompañadas por unas flechas que buscaban la muerte de los mercenarios. Tras avanzar contra aquel enemigo desconocido, descubrieron la presencia de...esqueletos?
Aquello se ponía cada vez más interesante... Nada bueno encontrarían en aquel lugar.

Acabaron con los guerreros sin vida, pudiendo avanzar bajo la sombra de una criatura alada que les lanzaba alaridos que encogía el corazón del más valiente. No sabían que criatura era la que provocaba aquel terror, ya que la niebla ocultaba su auténtica forma.

Al entrar en el monasterio, hicieron frente a una comitiva de nuevos esqueletos que se encontraban en una sala, buscando algún tipo de objeto en un altar de madera. Tras darles muerte definitiva, descubrieron que los estaban buscando era un cofre con un medallón de símbolo sagrado que otorgaba cierta protección contra las fuerzas del mal que allí reinaban,

Era momento de continuar investigando el porqué de aquel ataque de los zombies monjes, de la invasión al monasterio, y el responsable de todo aquel suceso maligno.

Una puerta de doble hoja, parecía dar paso a la sala de oración. Allí, los miembros del grupo escuchaban el murmullo de unas oraciones. Podrían estar, el resto de monjes, aguardando la llegada de ayuda? Solo había una manera de averiguarlo...

Ciertamente, la sala de oración, estaba repleta de hermanos de la orden de Maredon...pero ya en estado de no-muertos. Guiados por las órdenes de un clérigo poseído, los zombies comenzaron un largo y peligroso combate contra Akela, Pestus, Niobe, Grant y Ginebra.


Recibieron heridas, provocaron bajas en las filas enemigas, peligró la vida de algunos componentes del grupo, dieron muerte definitiva al enemigo... Fue un combate épico donde la vida y la muerte se mezclaba intensamente y parecía no conocer fin.

Finalmente, y cuando todo parecía estar perdido, la determinación y valentía de algunos aventureros, fue el detonante para conseguir una victoria en aquel encuentro...pero a un alto precio.
Y solo era el principio de la exploración del monasterio!

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