miércoles, 7 de mayo de 2014

LA HORDA DE LA MANO ROJA (sesión I)

Todo comenzó con una pesadilla...
El clérigo se despertó con el rostro sudoroso, temblores en todo sus cuerpo y una asfixiante sensación de miedo en el fondo de su alma.
La visión que había experimentado lo había dejado realmente preocupado. Era casi real...y eso le atemorizaba aún más!
 
Se levantó de su camastro, encendió una vela del escritorio y comenzó a escribir una carta a una de sus más fieles alumnas: “Estimada Artemisa...”.

La muchacha leía con atención la misiva que había recibido de Cruslow, su maestro, un importante clérigo de alto rango. En ella, relataba la visión que había experimentado hacía escasos días. En ella, aparecía el Valle de Elsir totalmente devastado por el fuego, las ciudades destruidas por la guerra y sus habitantes yacían sin vida bajo las armas de unas salvajes criaturas: trasgos.
Aquellos malditos engendros seguían un solo estandarte, donde aparecía una intimidante mano roja.
Cruslow, pedía a la joven Artemisa que se dirigiera a Transbordador de Drellin para alertar a las autoridades del peligro que se cernía sobre ellos. Pero también le recomendaba que no era tarea fácil para realizarla en solitario, ya que el valle era conocido por sus inquietantes peligros.
Por suerte, Artemisa había hecho amistad con un gnomo mago que le recomendó un grupo de aventureros capaces de realizar aquella misión...o morir en el intento.
Kryll, así se llamaba el pequeño mago, le indicó donde pode rencontrar a los que hasta el momento habían recorrido su mismo camino.

Así fue como Artemisa (clériga) conoció a Mirtha (guerrera), Nebin (pícaro), Kurgan (guerrera) y Wong (monje), e iniciaron su viaje dirección el Transbordador de Drellin.

Poco tardaron el conocer los peligros del Valle de Elsir, ya que en una parte del camino, fueron sorprendidos por el ataque de unas flechas que tenían su origen en la espesa vegetación del bosque. A los pocos segundos, estaban enfrentándose a un grupo de soldados trasgos, acompañados por un can del infierno, que parecían tener emboscada preparada en aquella zona.
Cuando parecía que la contienda se decantaba hacia el bando de los aventureros, una segunda oleada de enemigos apareció de repente. Esta vez compuesta por un oficial y un clérigo trasgos, junto con otro can demoníaco.

No era tarea fácil batallar contra las salvajes criaturas y las oscuras artes arcanas del clérigo, pero finalmente sobrevivieron a este primer encuentro con el bando enemigo.


Tras recuperarse un poco, consiguieron llegar a las puertas de Drellin, donde conocieron al sargento Hersk que les preguntó por el motivo de su visita a la ciudad. Tras dar las justas y meditadas respuestas, a la par de informar sobre su encontronazo con los trasgos en el camino, Hersk les dejó traspasar las puertas de la ciudad y les informó que pasaría parte a las autoridades de la ciudad.

Durante unas horas, caminaron por la ciudad conociendo alguno de sus establecimientos, para acabar su paseo en una de las posadas de la ciudad. Allí, recuperaron sus fuerzas gracias a una buena cena y se relajaron escuchando el canto de algún bardo que cantaba sus historias.

Fue esa noche donde conocieron a Norro Wiston, portavoz de Transbordador de Drellin, y a la capitana de la guardia Soranna.
Tras explicar lo sucedido en el camino, y Artemisa exponer la razón de su viaje a la ciudad (la visión de su maestro Cruslow), el portavoz pidió al grupo desesperadamente su ayuda: necesitaban a alguien que acabara con las bandas de trasgos del Bosque Embrujado, por donde circulaba la más importante vía de comercio de la zona: la Ruta del Alba.

El grupo no se lo pensó demasiado. Todos vieron en los ojos de Wiston el temor de lo que estaba por venir, y en los Soranna la furia frente a la impotencia de poder hacer nada al respecto.
Pero lo que realmente les empujó a aceptar la misión fue que todo aquello, comenzaba a encajar con lo que Artemisa les había explicado sobre la visión de su maestro.


Tras una noche de descanso, los aventureros iniciaron su viaje en dirección el Bosque Embrujado. Era el comienzo de una nueva aventura. Y sabían que podía ser un viaje sin retorno.



Primera sesión de juego donde el grupo se enfrentó a trasgos, magia oscura, canes del infierno y un pequeño grupo de arañas del bosque. En la ciudad pudieron rolear con sus personajes conociendo algo más la zona, comprando algo de equipo y dialogando con los Pnj's de Drellin.
Lo más recordado será ver a Wong al borde de la muerte tras un poderoso ataque de Mirtha, bajo el influjo de un conjuro de “orden imperiosa” del clérigo trasgo.
Y eso que les avisé: en esta campaña, las van a pasar canutas...o eso espero! MU HA HA HA HA!!!

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