domingo, 15 de junio de 2014

LA HORDA DE LA MANO ROJA (sesión IV)

La situación se presentaba ciertamente difícil. Sabían que era esencial, para frenar el avance de la horda, destruir aquel puente. Pero la peligrosa custodia que planteaba el grupo de trasgos, los canes del infierno y, especialmente, el joven dragón verde Ozyrradion era digna de temer.
Mirtha, Wong, Nebin, Kurgan y Artemisa dieron su debido tiempo a plantear la mejor táctica de combate. Cierto era que disponían de Waklegnaw, el gigante de los bosques, pero puede que no fuera suficiente...

Tras unos minutos de reflexión, entraron en acción: Nebin y Wong, utilizando su sigilo, se dirigieron a las torres de entrada para intentar acabar con los arqueros trasgos.
Todo parecía ir bien hasta que uno de los canes olisqueo alguna cosa extraña, alertando al resto de componentes de la “comitiva de bienvenida”. Aquello no era nada bueno, pero las acciones del grupo comenzaban a ser lentas debido al miedo o a las dudas que planteaba su plan.
Ya no era momento de andar con subterfugios: tocaba enfrentarse cara a cara con el enemigo.
Kurgan, Mirtha y Artemisa con sus hechizos, se enfrentaban a la primera oleada de soldados trasgos, pero dejaron al gigante entre la vegetación, esperando ser utilizado como arma sorpresa.
La fuerza enemiga no temía el ataque del grupo de aventureros. Confiaban en su fuerza de ataque y, sobretodo, en la protección del enorme dragón que esperaba su turno de acción observando desde lo alto de una de las torres.
Los primeros minutos de combate, las fuerzas estaban equilibradas pero el contingente de la Mano Roja disponía de una segunda oleada de soldados que complicaba bastante el asunto. Era momento de que apareciera Warklegnaw.
Fuera ese el motivo o puede que ganas de participar activamente en la lucha, Ozyrradion, el dragón verde, alzó el vuelo y lanzó su primer ataque de aliento sobre Kurgan y Mirtha, provocando grandes heridas a los dos aguerridos guerreros.
Los embistes se turnaban provocando más o menos daño, poniendo al limite las fuerzas de ambos bandos.
Nebin acabó con uno de los arqueros y Wong con el otro, pero el avance por el puente no era nada sencillo: los trasgos, el dragón, los arqueros de las otras dos torres...
Pero la determinación, los efectivos conjuros de curación de Artemisa y los ataques sangrantes de los guerreros, fueron acabando poco a poco con el enemigo. El gigante también ayudaba en la empresa, lanzando ataques con su gran clava contra el dragón. Una auténtica lucha de titanes!

Finalmente, tras bastantes dificultades, dieron muerte a Ozyrradion y a las fuerzas de la horda trasgoide. Era momento de destruir el puente...pero como?
El gigante de los bosques se ofreció a buscar a sus hermanos para dedicarse a destruir la enorme construcción enana mientras el grupo viajaba cuanto antes mejor a Transbordador de Drellin para informar a las autoridades de lo descubierto hasta ahora.
Así pues, el viaje de retorno a contra-reloj daba inicio...el enorme contingente de la horda de la Mano Roja les seguía los pasos!

Al llegar a la ciudad se reunieron urgentemente con las autoridades: Norro Wiston, la Capitana Soranna y Delora Zann. Plantearon la situación sobre el peligro que acechaba a todo el valle y decidieron como actuar: luchar? Evacuar? Intentar firmar un tratado de paz?


Era claro que tenían que evacuar de inmediato toda la población, planteando un contingente de lucha para frenar el avance del enemigo y dar más tiempo a la población a dirigirse a Brindol, ciudad fortificada y con ejército propio.

Descansaron unas pocas horas después de un largo día de lucha y viaje interminable. Pero los gritos de alerta los despertaron sobresaltados: una avanzadilla había llegado a las puertas de la ciudad, en la zona oeste, al otro lado del río.

El grupo se desplazó con toda la rapidez que pudo hasta allí para enfrentarse a un primer grupo de trasgos, una avanzadilla rápida con objetivo de provocar temor entre la población: jinetes trasgos, canes del infierno y un bardo bajo el nombre de Kulkor Zhul.

Los canes del infierno no fueron de mucha importancia ya que cayeron con rapidez bajo la espada helada de Mirtha. Pero los jinetes y los huargos provocaron alguna que otra complicación. Y el bardo, utilizando sus conjuros, hacían mella en las fuerzas de los protectores de Drellin.
Nuevamente, la buena organización del grupo de guerreros fue esencial para acabar con el enemigo de forma ciertamente rápida y efectiva.
Y aquello solo era el principio del día!


Tras acabar con la avanzadilla de trasgos, fueron llamados con urgencia por los soldados de la ciudad: tenían noticias de la zona este del valle de Elsir.
Al reunirse de nuevo con las autoridades, conocieron a Teyani Sura, un soldado de las fuerzas de Brindol que venía de la zona norte. Allí, un contingente de la horda de la Mano Roja obstaculizaba la llegada de fuerzas aliadas para combatir contra los trasgos. Parecía que se habían adueñado de las ruinas de la antigua ciudad de Rhest y que se preparaban para avanzar hacia el sur y unirse a la gran comitiva enemiga.

Artemisa, Nebin, Kurgan, Mirtha y Wong, decidieron dirigirse hasta la abandonada ciudad de Rhest para investigar al respecto. Además, conocían la existencia de unos elfos salvajes que podrían ser de ayuda en la protección del valle.

Un nuevo camino se abría frente al grupo... sería este más peligroso que el caminado hasta ahora?

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