domingo, 11 de enero de 2015

SACABÓ LA NAVIDAD!

Que no haya actualizado el blog durante las vacaciones de navidad, tiene una razón: la navidad misma!
Aquí tenéis mis razones...

No me gusta la navidad.
Estoy de acuerdo en todo ese rollo de ser felices y mejores personas, las lucecitas que adornan las calles, los días de fiesta sin ir a trabajar, que hagan pelis infantiles por la tele, la posibilidad de poder echarte la siesta relajadamente, la llegada de los reyes, etc.
Pero continua sin gustarme la navidad.

Para comenzar: no me gusta comprar. Y en navidad, o compras o no eres nadie! Es como tener o no tener facebook, según un amigo mío.
En estas fechas (tan señaladas...por el Corte Inglés), te pasas el día comprando: que si el regalo del amigo invisible, que si la comida de Nochegüena, que si los regalitos del Tió, que si la nueva decoración del pesebre, que si los regalos de reyes (mega spoiler infantil, cágate lorito!), que si las uvas de fin de año (ese problema no lo tuvieron en Canal Sur, oye), que si esto, que si lo otro... Joder, tol día gastando!

 Se han pulido el sueldo y la paga extra en compras... y aún se ríen!!

A mi todo eso de entrar en una tienda, tener que buscar, hacer cola, pagar...me pone de mala leche! Y que conste que lo evito a toda costa, pero en navidad es imposible.
Mi mujer, al llegar diciembre, ya comienza con las listas de regalos. “Los nenes, tu madre, la mía, el cuñao, los primos, tu hermana...”. Cuando la veo con el papelito... ya tiemblo, nene!

El otro palo es la familia. Esas obligaciones de compartir “momentos inolvidables” con miembros de tu familia con los que no tienes nada en común...es una gozada, vamos! Llega la Nochegüena, llegamos a casa de mi madre (lugar fijo para reunir a tanta gente) y llega esa tanda de preguntas fijas de cada año: como va el trabajo? Y el cole de los niños? Aún haces aquello? Y lo otro? Yo, con lo mismo...
No es que no sea familiar, pero lo soy con los más cercanos. Y con eso tengo suficiente y me sobra.
Porqué en estas situaciones se mezclan dos handicaps negativos: familia con la que no tienes mucha relación y la obligación de ir a una cena/comida/loquesea a la que no tienes muchas ganas de ir.
Sabéis aquella sensación de “con lo bien que estaría en casa, en pijama, comiendo cualquier chorrada, espatarrado en el sofá con los peques, viendo alguna película divertida”?..., pues esa sensación.

MENTIRA!!
 
Y esas comidas que nunca se acaban? Amigos, que a mi me gusta comer, pero estos días es pasarse tres pueblos!
Comienzas con el pica-pica (o aperitivo, según se diga), el primero, el segundo, los postres, las pastitas del café, los turrones, los polvorones, algo más “que te veo desganao”, que si “ya que estamos hacemos merienda”, un licorcito para hacerlo bajar, pero unas galletas que son muy buenas, que si “os quedáis a cenar”...y que se acabe el mundo que yo tengo el estómago “explotao”, cagontó!
Entre que no tienes tiempo de quemar en el gimnasio y lo que te zampas en 4 días, acabas barrilete barrilete.

Que no me gusta la navidad. Y si la cosa va bien, el año que viene nos pasamos estos días en algún otro lugar, alejados de casa, la familia y las obligaciones. Digo!

Ah, y feliz 2015!

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