miércoles, 2 de junio de 2010

EL DESTINO DE ALTEA (crónica nº3)

Y así fue como Piskop “el Kinder”, Kratos May “el deshonrado”, Gawain “el misterioso”, Gorak “el hermoso” y Trygg “el tristón”, junto con Altea, iniciaron su peligroso rayecto hacia las tierras de Creatius.

Durante el camino, algunos de los componentes de la comitiva intentaron hacer el viaje a la princesa algo mas entretenido. Unos lo probaron dándole conversación, pero las altivas palabras de Altea no eran de mucho agradecer. Otros lo probaron utilizando la música como medio, a lo que se acabó con una flauta rota a mitad de camino.
Tras una dura jornada de viaje, decidieron descansar en una pequeña cueva donde poder refugiarse de la previsible lluvia que parecía estar a punto de caer.


El enano y el semi-elfo, aprovechando sus visión en la oscuridad, se adentraron en la grieta para explorar posibles peligros que en ella se escondieran.
A parte de una extraño olor, todo parecía normal.
Tomaron alguna de sus raciones de viaje y organizaron las guardias. Era momento de descansar y recuperar fuerzas.

Pasaron las horas y en el turno de Trygg, el cansancio hizo mella en el hechicero, provocando que bajara la guardia. Un terrible golpe en la espalda pilló desprevenido al semi-elfo, pero no fue suficiente para poder dar la voz de alarma.
Todos se levantaron con sus armas desenfundadas, preparados para enfrentarse al peligro que pudiera haber visto Trygg.
Unas criaturas humanoides de piel grisácea, larga cabellera y, lo mas impactante, sin ojos en el rostro, se lanzaba contra el grupo intentando alcanzarlo con sus hachas de batalla.
Eran grimórlocks, monstruos subterráneos que habitaban cuevas, minas y galerías de lo mas profundo de las montañas. Debía ser su guarida porque no dejaban de aparecer criaturas del final de la cueva, tras una roca que había sido desplazada y de la que no habían prestado suficiente atención Gorak y Trygg.
La lucha fue encarnizada y parecía no tener fin. A cada grimórlock que abatían los guerreros, aparecían dos nuevos monstruos de lo mas oscuro de la cueva.
Poco a poco las cosas se pusieron en su lugar. Los guerreros eran consciente del peligro de aquellas criaturas y, viendo que sus fuerzas eran desiguales contra tal número de enemigos, decidieron huir al exterior.
Por suerte, los grimórlocks no los siguieron y decidieron acabar de pasar la noche en un pequeño claro del bosque.
Si querían llegar vivos a tierras de Creatius, y llevar sana y salva a Altea, deberían ser mucho mas precavidos que hasta ahora. Eso estaba bien claro.
Decidieron descansar las pocas horas que quedaban de noche en aquel lugar, pero nadie era capaz de cerrar un ojo. Habían tenido la muerte demasiado cerca.
Ademas, el enano Gorak les informó que no estaban solos: unos enormes huargos los vigilaba desde la espesa vegetación.
Pero... no atacaban? Era muy extraño que aquellas salvajes criaturas no aprovecharan el momento de flaqueza de las fuerzas de grupo para atacarlos.
O es que alguien les había ordenado que simplemente vigilaran a los aventureros?

PD: oscuras fuerzas han conseguido infiltrarse en mis aposentos y han hecho desaparecer algunas de las crónicas de la aventura... vamos, que he “perdío” algún que otro papel!! Intentaré echarle memoria y perdonad si me dejo algo importante. En tal caso, haced un comentario para completar la aventura. Amonos!!

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