lunes, 21 de marzo de 2011

LOS OLVIDADOS

Querido diario,


A veces, los recuerdos de pasados mejores, son peor que el más terrible de los males... Sí, sí, sí, ya sé que es muy profundo lo que acabo de decirte. Profundo y confuso, pero ahora entenderás el porqué de mis palabras.

Este fin de semana estaba invitado a una comilona por parte de la Asociación de Jugadores de Bingo Sordomudos de Torontontero. Nada, que un día se le presentaron en su local social la pandilla de los “Ludópatas Forever” con ganas de reventar la banca. Suerte tuvieron que pasaba por allí y les eche una mano. Pero voy al tajo, que como siempre me enrollo.

Pues bien, salía yo de la comilona, a reventar de la fideuá que me había metido entre pecho y espalda, cuando al final del la calle se perfilaron tres siluetas diabólicas.


-Capitán Chistorra! Ha llegado la hora de que la gente vuelva a hablar de nosotros!

-Capitán Chistorra! Ha llegado la hora de que se nos reconozca cuando vayamos por la calle!

-Capitán Chistorra! Ha llegado la hora de volver a ser “famosetes”!

-Somos... LOS OLVIDADOS!!!


A lo que yo me quedé pasmado y solo pude efectuar un pequeño eructo de alioli a modo de respuesta.

Acto seguido, los tres personajes avanzaron por la callejuela para descubrir quienes eran aquellos malhechores.

El más alto y delgado, iba vestido con una especie de pijama blanco y un trapo de cocina atado a la cabeza. No paraba de mover los brazos de un lado para otro a modo de ventilador mientras susurraba no se qué sobre “hágalo, señor Miyagui”.


-Ahora descubrirás el terrible poder de Ralph Macchio!!!

-Eeeeeeh... de quién?

-De Ralph Macchioooo!!!

-Puessss... no caigo. Quién és?

-Joder, Ralph Macchio soy yo! Mierda, siempre tengo que hacer lo mismo: Karate Kid!!

-Aaaaah, el e “dar cera, pulir cera”? Haberlo dicho antes.

Pero el siguiente personaje, más bajito que el otro y con cierta mirada angelical, se situó al lado del tal Ralph ese y me gritó:


-Ya recordarás, ya, porqué te enseñaré lo que es estar “Solo el casa” junto a Macaulay Culkin!

-Quién es ese macauli... eso? No caigo.

-La hoooostia, que el Macaulay soy yo.

-...

-El de “Solo en casa”! El de la peli del niñato que se queda solo en casa, de ahí el título, en navidad y unos ladrones más torpes que la Esperanza Aguirre bailando samba intentan robar en la casa y el prepara gamberradas y trampas chorras para evitar que entren en la casa y así poder estar solo todo el ratpo mientras aparece no se quién del señor de las palomas que dicen que rapta a los niños y no estoy seguro que sea en la primera o en la segunda de “solo en casa” porqué, mira que hay que ser ”desgraciao”, que se me olvidan dos veces, que son las dos películas que he hecho y...

-Vale, vale... ahora caigo! Tu eras el “amiguito” de Michael Jackson!

-Eeeeeeeh... también...

-Y es verdad que te tocaba la...

-Vete a la mierda, que siempre tiene que salir ese tema cuando se habla de mi o qué?


Pero antes de articular mi replica, el más oscuro y tenebroso de LOS OLVIDADOS avanzó y ahí si que me dio el soponcio. Era un pequeñín de piel oscura, sonrisa picarona y ojos brillantes.


-Tranquilo Macaulin cul... lo que sea! Yo me encargo de este.

-A ti sí que te conozco!

El Karate kid y el niño rubio miraron con odio al niño negrito simpático. Era como si su objetivo de destrucción masiva hubiera cambiado. Ya no querían luchar con el Capitán Chistorra, si no con él.


-Lo siento chicos,- dijo en simpático niño de color- creo que aún soy conocido por alguien! Jejeje.

-Hombre, tu eres el de Alf, el que va dentro del muñeco!

Ahora sí que la cagué. Los ojos del negrito se encendieron en llamas, se le notaban las palpitaciones en las sienes, le salía espuma por la boca y comenzó a gritar palabras satánicas que hacían referencia a mi madre y parte de mis antepasados.

Los otros dos, partiéndose el culo viendo como enloquecía su compañero.


Después de eso... nada del otro mundo. Yo que pensaba que nos daríamos de palos, mamporros y demás... pero nada de eso. Después del subidón, los 3 chavales entraron en una caída en picado-depresiva que los llevó un lloriqueo inacabable que no sabía como resolver.

Finalmente pude solucionarlo explicando que había gente peor que ellos.


-Quién puede estar peor que nosotros?

-Fácil, los de PARCHÍS!


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