domingo, 10 de julio de 2011

EL ÚLTIMO CAMPEÓN #13

La decisión fue tomada sin muchas dudas: la puerta de bajada al siguiente nivel estaba cerrada con llave y el único lugar donde aún no habían investigado, era la misteriosa sala de atmósfera arcana. Así pues, con un buen par de... pociones sanadoras encima, se animaron a abrir la puerta.

Encontraron una sala que parecía ser donde realizaban algún tipo de ritual místico, por la decoración y el entarimado que dominaba la parte central de la habitación. En ella se encontraba un chaman hombre-bestia con cara de pocos amigos. Él debía tener la buscada llave...


Un nuevo encuentro centró buena parte de la sesión de juego, ya que los poderes del chaman no eran para nada despreciables. Sobretodo el conjuro de “dominar persona” que ayudó a que uno de los semi-orcos, actuara a favor del bando enemigo, segando poco a poco y contra su voluntad puntos de vida de los compañeros (no sin antes pedir perdón!).

El “provocar heridas de grupo” también le fue útil al enemigo común ya que el daño era considerable en varios miembros de la compañía, acercando poco a poco la victoria al poderoso chaman.

Pero las buenas tiradas de algunos de los jugadores y alguna que otra buena selección de acciones en sus turnos, fueron minando los PV del hombre-bestia. Les costó lo suyo, pero finalmente consiguieron acabar con él y obtener el pase (la llave) a nuevos peligros dentro del templo.


En este punto es cuando las cosas se les van de las manos, comienza el “pitorreo” y el descojone. Alguna vez he comentado que, las tareas como master, pueden obligarte a tener que “improvisar” situaciones que por nada del mundo te las puedes llegara imaginar, decisiones tras observar que los jugadores realizan acciones de difícil explicación.


Semo o no semo jugadore profesionale?

Pues ahí va una de esas situaciones:

El grupo baja las escaleras, Galahad y Eldelbuk se internan en una sala donde “solo los que tienen la semilla pueden entrar” (una sala que resguarda una enorme piedra de karma vigilada por un peligroso guardián arcano), Green se mantiene (como siempre) en alerta y a la expectativa... y que hacen Jonás y Sansón (sobretodo éste último)? Fácil: buscan, encuentran una puerta y...


Sansón-Intento abrir la puerta.

Máster- Está cerrada.

S- Le pego un golpe para abrirla.

Master- Cómo que le pegas un golpe?

S- Sí, pego golpes para abrirla.

M- Pero... así, flojito, como...

S- No, no. Pego fuerte, un patadón para tirarla abajo.

M- Seguro? Habéis estado vigilando de hacer poco ruido para no ser detectados y ahora, en el último piso, haces el escándalo?

S- Sí, soy un semi-orco y... “de perdidos al río”!


Y ahí la cagan! No abren la puerta, pero comienzan a oír un montón de jaleo proveniente del otro lado de la puerta que avecina “hora de las tortas” sí o sí.

Intentan escapar del posible peligro (que tuve que improvisar así, en 2 minutos!) pasando por una sala bañada en agua donde esperaban uno hombres-rana con ganas de jaleo. Nada que no pudieran superar si no fuera por el “nuevo” grupo enemigo que se les presentaba por la retaguardia: 8 hombres-rata y 4 hombres-lagarto.


Alguien dijo- La hemos “cagao”?


Por suerte, y en un apreciado sentimiento como máster de no dejar que la aventura acabara con una masacre de los aventureros, llegué a un acuerdo con Eldelbuk de poder crear un muro infranqueable a cambio de todo su karma. Eso, posiblemente, ayudó en las futuras acciones del grupo, porqué pudieron acabar su encuentro con las “ranitas” y prepararse con los otros enemigos. Porqué al ver que no podían pasar por el muro, el grupillo de hombres-bestia, dio la vuelta por algún sitio, para enfrentarse a los alocados salvadores de Ciudad Gremio.

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