sábado, 10 de marzo de 2012

VOLVEMOS AL TRABAJO


Querido diario,

Después de observar como las fuerzas oscuras de Torontontero se subordinaban a los poderes de un grupo de súper-heroinas que decidieron unirse y actuar como una sola el pasado día 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, demostrando de esta manera que ellas también saben hacer valer la justícia... (parada para coger aire...) volvemos a tener una avalancha de villanos en la ciudad.

-Qué tendrán ellas que no tenga yo...

Los “cabeza-felpudo”, una pandilla de macarrillas fáciles de reconocer por ir todos con el mismo peinado a lo “cepillo dientes”, enseñando medio culo colconcillero, y con un ritmo amortiguador en sus andares, han vuelto a las andadas. Ayer, justamente, tuve que poner paz en un encuentro entre bandas. Pero no por la violencia que en ella podría darse cabida, sino por el curioso método de enfrentarse entre ellos. 


 La cosa va de poner la música del móvil a toa leche y demostrar quién jode más al personal que pasa por allí. Porqué mira que es de ser tarugo, darle caña a la música del teléfono, o del coche o de lo que sea, demostrando no sé que a todo el que pase a un radio de 2 kilometros del energúmeno en cuestión. Que alguien me diga qué ganan con este “modus operandi”? Demostrar que el SONOTONE aún es necesario hoy en día o provocar el espíritu científico de la población torontontera e motivar a la experimentación de introducir un fabuloso iphone por el culo del propietario al ritmo de chumba-chumba?

Por otro lado, nuevos especímenes de camaleónicos “vende-flores” afloran por doquier en nuestra ciudad.

 

Pero estos actúan de forma algo sospechosa... Puede que, por ya tener más que asimilada e interiorizada nuestra negativa a su negocio de pasar mesa por mesa de los locales, utilicen una intrigante y desconcertante técnica de compra-venda. Me explicaré: estás en una terraza tomado un refresco, el “vende-flores” se acerca, pero antes de poder decirle que “no, no compro”, el vendedor ambulante cambia inesperadamente de dirección (siempre con una sonrisa en el rostro) y se dirige a otra mesa para actuar de igual manera. La cosa es que deja a toda la clientela de la terraza con el “no, no compro” en la boca. Eso y una sensación de “este no ha venido a vender y me ha tomao el pelo!”.

Y ya temo la llegada de las primeras “Ombligueras visibles” y su mortífera técnica de enseñar tan sinuosa parte de la barriguilla a curiosas miradas lascivas... sluuurrppp!!!

1 comentario:

  1. Lo de la música a toda leche no estaría del todo mal si fuese algo medio escuchable. Pero poner a Bustamante merece la guillotina.

    Un saludo del equipo de noveldaytantos.

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