miércoles, 25 de abril de 2012

COSAS DE KENDERS


Estaba yo curioseando por los blogs que tengo enlazados a La Partida del Lunes, cuando leo como titular en uno de ellos, la siguiente afirmación (pinchar enlace): Cosas que odio en los juegosde rol: Los kenders (la plaga). Y ahí que me voy!

Seguro que los miembros del grupo ya tendrán una sonrisa entre oreja y oreja al saber de qué va el asunto... pero para los que no tengan ni pajotera idea, os lo explico.

Todo jugador de rol tiene una clase predilecta para sus Pj's. Eso no quiere decir que se “encierre” en un solo tipo de personaje o en una sola manera de jugar. Simplemente, que con una u otra clase, el jugador se siente más cómodo, sabe interpretarlo mejor, disfruta más... Los hay que les gusta llevar bárbaros por el mata-mata y el simple “vente pakí que tarreo!”, otros a misteriosos magos con la estrategia de escoger el mejor conjuro para cada momento, otros a los decididos clérigos o paladines que defenderán el bien a toda costa...
Lo mismo pasa con las razas. La rudeza y el orgullo de los enanos, el altivo carácter de los elfos, el salvajismo de los semi-orcos, el “hay de todo” de los humanos... Y luego, están los kenders!

 -Os voy a meter en un fregao...

Pues bien, en nuestra mesa de juego, tenemos a una jugadora con cierta tendencia (por no decir cariño) a este tipo de personajes. Y podríamos hablar mucho de sus personajes... (eh, Alícia? Jejeje).

Y es que, llevar a un kender no debe ser fácil... o sí... o yo que sé. Lo que sí estoy seguro es que, si se lo proponen, pueden llegar a “romperte” el esquema de aventura en un plis-plas. Un ejemplo:
En una de las partidas que dirigía Jorge, habíamos entrado en un templo donde se reunía todo el ejército enemigo. La cosa era sencilla y la premisa clara: entramos sin que nos descubran, hacemos lo que tenemos que hacer y nos vamos cagando leches. Pero... en el grupo teníamos a un kender!!
Estábamos en una sala, escondidos tras unas cortinas, sin saber qué había en el otro lado y... mira tu por donde, el kender y su insaciable curiosidad, deciden abrir la cortina de par en par, se planta en medio de la sala para descubrir, ni corto ni perezoso, una enorme número de enemigos con ganas de bailar un reggetón.
Resultado: el grupo de aventureros metidos en un “fregao” del cagarse y con ganas de coger al kender por el pescuezo y meterle sus queridas bolsitas por algún agujerito de su anatomía.
No recuerdo si la escena sucedió exactamente como la he explicado, pero sí que recuerdo que Jorge, el “master cabrón” de la partida, tuvo que ausentarse al lavabo unos minutos para improvisar como actuar frente aquella inesperada respuesta del grupo. Mejor dicho: del kender!

Y esta solo ha sido alguna de las situaciones con las que nuestro querido kender no ha deleitado en sus apariciones durante las partidas.

Lo mío no es odio. No tengo nada en contra de los kenders, pero reconozco que la tendencia (casi obligada) a curiosear o robar, no la llevo muy bien. No porqué no se ciña al personaje, si no porqué en estas acciones puedes llevar al resto del grupo a una situación algo comprometida.
Imaginemos que el grupo está en un dungeon plagado de criaturas peligrosas. Deben escoger entre dos caminos y uno de ellos aparece lleno de cadáveres, rastros de lucha y terroríficos sonidos misteriosos. El grupo decide dirigirse por el camino que parece más tranquilo, pero el kender...ay, el kender... El decide que, como no tiene miedo, se larga por el camino más peligroso haber qué encuentra. Y ya tenemos a todo el grupo, detrás del pequeñajo, metiéndose en la boca del lobo para evitar que lo descuarticen. Y estamos liados otra vez!
Que sí, que también puedes utilizarlo como “anzuelo” para nuevos encuentros, pero no siempre es fácil.

En la partida que estamos jugando, Alícia vuelve a llevar a un kender... y frente a las risas y cachondeos de todos, solo les pude decir una cosa: vigilad al kender porque os puede meter en un lío del “cagarse”!
Pero de momento, Kibana, se está comportando. Pero mañana tenemos partida y...

6 comentarios:

  1. Yeah, no veas la ilusión que me produce que una entrada mía de pié a otro en otro blog.
    Yo a los kenders los odio, los odio por las novelas y los odio por un master/jugador amigo mío que los adora y nos da la caca con ellos. Incluso hablamos de hacer una campaña en internet a favor de su exterminio enumerando las enormes ventajas que hacerlos desaparecer.
    Supongo que es cosa de mesas.

    Por cierto, me llama poderosamente la atención eso de Capitán Chistorra ¿eres del norte?

    Bueno, sea como sea ¡un abrazo!

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  2. Cierto es que un Kender puede cambiar toda una partida,pero tambien es cierto que da al grupo una frescura que se agradece(con un enano huraño y depresivo,un Tiflin asesino y un semiorco que come corazones y lleva un collar de miembros viriles).Tener una elfa salida y una kender risueña nos da mucho juego.
    P.D. Ademas Kibana se ha criado con enanos y algo se le habra pegado

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  3. Gracias por tu apoyo Alcalde. Cierto que Kibana al criarse entre enanos resulta más tranquilita que su padre Piskop. Que por cierto máster, te recuerdo que abrió la cortina y murió, fulminado con una sola palabra de un semidios poco misericordioso movido por un mástercabrón cabreado. Pero antes de eso, a parte de liarla parda de vez en cuando, también ayudó a los compañeros con devoción. Y mató a un dragón trepando por su espalda, reconoce que a veces lo poco convencional funciona. ¿ A que sí Juán?

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  4. Cierto Alicia, pero solo aveces... lo dices por lo de esconderse debajo de la mesa???
    Anda que no lo recordais veces.
    pero si funciona por que no???

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  5. Cada uno tiene su "minuto de gloria" a recordar en momentos de cachondeo. Como ya se ha dicho, un Pj's depende de su jugador. Si este lo interpreta coherentemente, no debe llegar a ocasionar problemas. Pero si el personaje domina al jugador... ahí es cuando tenemos un problema!

    Saludos y nos vemos pronto

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  6. Cierto Capitan, debemos saber como y cuando separar al pj del jugador y eso no siempre se consigue, todo depende del estado de animos del jugador...

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